Como todos sabeis, no digo nada nuevo si hablo del boom del dulce. Ese maravilloso (para algunos) mundo de los cupcakes, cakepops, la pasta de azúcar y todo lo que ello conlleva.
A mi, sinceramente, me cautivó desde el principio (estaba un poquito cansada de comer tarta de milhojas cumpleaños tras cumpleaños) y, en cuanto descubrí un pequeño y maravilloso rincón de A Coruña llamado Sweet Place, me rendí a él nada más probarlo.
Debo confesar (parezco cierta cantante en este momento) que nunca he sido muy cocinitas, no por ganas sino por pereza. Pero casualmente tengo dos maravillosas amigas que son unas reposteras de categoría y que han ido pegándome el gusanillo poco a poco.
La sorpresa llegó el día de mi cumpleaños: cuando me dieron el regalo....me quedé de piedra. Era una mezcla de emoción y un "de ésta no me libra nadie", ya no había excusa.
Mis amigos me acababan de regalar un curso de Cakepops, unas pequeñas obras de arte. Y como no se fiaban demasiado de mi (el curso era un domingo de muy buena mañana) Valentina se ofreció a acompañarme.
El curso lo impartía Julia, una mujer encantadora y que consigue que adores lo que estás haciendo.
La verdad es que disfruté como una enana de las cuatro horas que duró el curso. Las manualidades, las risas, las conversaciones, los fallos...Y me supo a poco. Tan a poco que a los tres días estaba haciendo galletas en casa y estudiando las posibles recetas para más cakepops.
Y este fue el resultado:
Eso sí, pasamos cuatro horas moldeando y amasado, pero mi hermano no tardó más de media en dar buena cuenta de todos y cada uno de ellos :D
Después de meses de frío y húmedo invierno, esperábamos ansiosos la llegada de la primavera para volver a ver a nuestro querido Lorenzo.
Y resulta que no, que era una falsa alarma, que se va a hacer de rogar. Asoma la nariz un par de horas y vuelve a esconderse tras los nubarrones.
Pero todo lo bueno llega, y en algún momento tiene que dejar de llover. ¡Por Dios que sea pronto!
Mientras nos conformaremos con estos ratitos de sol que nos animan el día.
Compré sus libros hace meses, voluntariamente, ante el revuelo que se estaba montando a su alrededor.
Pensé: "Esto tengo que leerlo, a ver si el bombo que le han dado es merecido o no". Tantas mujeres no podían estar equivocadas.
Pero, entre una cosa y otra, han pasado los meses y yo sigo sin leer sus aventurillas sexuales. El probema es que ahora ya no será un acto voluntario.
Me explico. Resulta que ahora estoy obligada a leer sus libros. Estoy obligada para no sentirme excluída en las conversaciones de chicas. Para poder estar con mis amigas y no oir:
- "Pero...¿no los has leído? "
- "Si como...bueno ya sabes, es que si no se lo desvelamos. ¡Tienes que leerlo!"
Y lo más intrigante:
- "Voy a ver si consigo jugar con mi marido"
¿A qué exactamente? Pues necesito salir de dudas, esto es un sinvivir.
Y para rematar, ya están con lo de la película y claro...se han presentado los candidatos a darle vida. ¡Sí, a usted Señor Grey! Que no sé como será en realidad, pero sólo imaginarme que fuese usted este candidato, me pone......me pone.
Así que, como miles de mujeres en el mundo.....esta noche caeré rendida a sus pies.
Empiezo este 2013 reivindicando, porque ya me duele la vista de ver ciertas cosas.
Vamos a ver señoras y señores (si, digo también señores porque hay especímenes a los que, con tal de que se vea chicha, todo les parece sexy): los leggins NO son pantalones.
Los leggins son una alternativa a las medias, una especie de éstas abiertos por los pies, que podemos encontrar de diferentes materiales. Por tanto, si no salimos a la calle en medias, tampoco debemos hacerlo en leggins. "No es Bien".
Que no, que no es cuestión de tener mejor o peor cuerpo, es cuestión de que cada cosa tiene su uso.
Un legging puede quedar monísimo con camisas, camisetas o jerseis largos, con vestidos, con faldas....¡Pero nunca como pantalón! (para eso estan los jeggins) Y si encima no os parais a pensar en la ropa interior que va debajo.... ¡apaga y vámonos!
Y no es que sea yo quisquillosa (hasta grupo en facebook tiene el tema), pero es que el asunto tiene ya cierta gravedad ;P
Y otra cosa.....¡¡tampoco son indumentaria deportiva!! Para eso hay unas mallas maravillosas de diferentes y variadas marcas.
Así que un poquito de "por favor" y de buen gusto chicas.
Podeis pensar que estoy loca, pero comprar regalos es un arte. Un bonito encaje de bolillos (y más en estos tiempos que corren)
Hay a quien le parece tan fácil como ir a una gran superficie, elegir algo, pagarlo, envolverlo (si no te lo hacen allí ya) et voilá! Pero eso no tiene nada de emocionante.
Arte es ser capaz de recorrer la ciudad en busca del regalo perfecto (para la persona a la que va dirigido), encontrarlo y (lo más importante) que encaje en nuestro presupuesto.
Por esto mismo, nunca he entendido a la gente que deja esa tarea para el último momento, quitándole emoción al hecho de regalar.
¿Y qué me decís del momento envoltorio? Mucho mejor algo original, con personalidad, que el típico papel, ¿no creeis?
Personalmente, prefiero ver la cara que pone la persona al abrir el regalo que abrir los míos. Sentir que has dado en el clavo es la mejor sensación.
Navegando para distraerme un poco, he dado con una aplicación que me parece súper útil.
Look4color es un personal shopper online que te ayuda a buscar desde casa y en un momento la prenda o complemento ideal que te falta para completar ese outfit. Y lo mejor: en el color exacto!
¿Complicado? Para nada!
Yo estaba buscando un jersey para mi nueva falda de piel:
1.- Elijo el color: burgundy (puedes fotografiar directamente con tu movil el color que quieres)
2.- Elijo el tipo de prenda/complemento: jersey
3.- Elijo la marca: Zara
Et voilá, todos los artículos de la base de datos de Zara en color burgundy....en la misma página! Como quiero comparar y ver algo más, decido cambiar la marca y me dejo caer por Topshop y....lo mismo!
Una manera rápida y sencilla para conseguir el outfit perfecto. Y encima también hacen descuentos! ¿Qué más se puede pedir?
(podeis seguir sus novedades en facebook)
Normalmente es más fácil ver las cosas desde fuera que desde dentro.
Normalmente pesan más los malos momentos que los buenos (por mayoritarios que sean).
Pero que alguien se emocione (y te emocione) contándote un momento (aparentemente insignificante) que ha vivido a tu lado, hace que te replantees muchas cosas, que reflexiones.
Gracias, de corazón.